El tema musical de Radio UNAM

Son las 5;00 de la mañana de un día común; voy despertando y enciendo Radio UNAM justo cuando va iniciando la programación y se escucha el Concertino de Miguel Bernal, tema de dicha emisora, Es una obra musical para órgano y orquesta compuesta en 1949 por ese gran músico nacido en 1910 en Morelia, Michoacán. ¡Suena tan remoto y tan actual a la vez! Aunque posee el sabor nacionalista de la cultura mexicana de esas décadas posrevolucionarias que atravesó el país durante el llamado milagro mexicano entre 1940 y 1970, el tema melódico y su instrumentación con huehuetl y sonajas indígenas nos remiten al México prehispánico y también a la Colonia. Sin embargo es una composición tan original y vanguardista que sigue teniendo la frescura de una obra experimental contemporánea, más o menos precursora del etnorcok -corriente de la década de los ochenta explorada por Jorge Reyes, Luis Pérez y Arturo Meza, entre otros.

El Concertino es una excelente obra sinfónica que se estrenó en 1952,  en una época en que la radio y la industria discográfica permitían ya una sustancial difusión de la creación musical. Desde ese punto de vista, la disquera que realizó la grabación de dicha composición fue Musart,  y el producto resultante es hoy – al paso de siete décadas- una verdadera joya para coleccionistas y conocedores:

Se trata de un disco de acetato en formato long play que conserva el característico sonido de esa tecnología.

El organista a cargo de esa grabación fue Juan Bosco Correro, un excelente ejecutante ciego que realizó la mejor interpretación jamás igualada por ningún otro organista.

La obra fue ejecutada por la Orquesta Sinfónica Nacional, y el director fue el magistral Luis Herrera de la Fuente.

Además del Concertino (en cuatro partes), el disco incluye otra gran composición para piano y orquesta, el célebre vals capricho de Ricardo Castro, interpretado por la talentosa Gloria Bolívar, que supo imprimirle el viejo sazón sonoro del México porfirista a su ejecución pianística.

Comentemos el tema desde una perspectiva histórica, pues hay cierta relación entre el Concertino y la Universidad Nacional Autónoma de México. Corría el año de 1929 cuando la agitación estudiantil en la Escuela de Derecho motivó el decreto del presidente Emilio Portes Gil para otorgar la autonomía universitaria. En forma paralela Plutarco Elías Calles fundaba el Partido Nacional Revolucionario. ¿No sería esa la razón por la que empezó a identificarse a la UNAM como nuestra máxima casa de estudios, de manera semejante al sobrenombre del general Calles, el jefe máximo? Una suspicaz coincidencia o el discurso grandilocuente del Maximato en voga… Como sea, fue en 1929 cuando empezó a transmitir la XEB (antes El buen tono), una de las pioneras en la historia de la radiofonía mexicana.

En junio de 1937 Alejandro Gómez Arias (uno de los líderes estudiantiles que había logrado la autonomía universitaria en 1929  -y exnovio de Frida Kahlo-) ahora impulsaba la fundación de Radio UNAM, apoyado por José María de los Reyes y Javier Barros Sierra (este último ingeniero que posteriormente ejerció la rectoría de la UNAM en 1968 y marchó al lado de los estudiantes para exigir la desmilitarización del campus universitario y en favor de la autonomía).

Diez años después de nacida la benemérita Radio UNAM, se inició la construcción de Ciudad Universitaria por decreto presidencial de Miguel Alemán en 1947. Y por fin, en 1949  se compuso el concertino para órgano y orquesta, obra que posteriormente fue adoptada como tema musical de esa insigne estación de radio.

Aquellas y las siguientes décadas fueron ciertamente afortunadas para los amantes de la música, pues por todos lados se producía y se difundían boleros, tríos, rumbas, canciones rancheras y sones de mariachi.  Ya fuera algún tema inmortalizado por la voz de Pedro Infante, por ejemplo, Amorcito-Corazón, en el filme Nosotros, los pobres –de Ismael Rodríguez, 1948- o la muy sensual voz de Andrea Palma en La mujer del puerto –de Arcady Boytler, 1934, pero el cine nacional era un gran impulsor de talentos que actuaban, cantaban y hasta bailaban para la gran pantalla.

Comercial o culta, también la radio se encargaba de dar a conocer obras musicales de diversos géneros y tendencias. Jorge Negrete entonando México lindo y querido,  Consuelo Velázquez, autora de Bésame mucho, Álvaro Carrillo, el andariego, o José Alfredo Jiménez cuando con esa franca y directa tonada se hizo escuchar a través de la radio:

¡…allá en mi León, Guanajuato, la vida no vale nada!

Y del otro lado de la moneda, algunas estaciones públicas y educativas como la XUEN, Radio UNAM, la XFX de la Secretaría de Educación Pública (más tarde Radio Educación), o la XELA, se daban a la loable tarea de programar a los grandes clásicos como Mozart, Beethoven, Chopin, Stravinsky; Pero también, a los nuevos y coloridos compositores nacionalistas de México, Blas Galindo con su monumental Huapango, Silvestre Revueltas y su Noche de los mayas, Carlos Chávez, creador de la Sinfonía India y otras más…

Así sonaba México a través de su música y sus magistrales compositores de chile, mole y pozole. De esa manera las llamadas industrias culturales (término acuñado por Teodor Adorno, creador de la corriente sociológica conocida como la Escuela de Frankfürth), cine, radio, disqueras (después, la televisión), musicalizaban los sucesos históricos de aquella época. Aquel era un fenómeno de comunicación y cultura, nuevo en la historia, el despertar de los medios masivos como un aspecto contemporáneo en la fase histórica del milagro mexicano. Digamos, pues, que el cine, la radio y la industria disquera causaron que la historia de México se volviera un musical. Y en medio de esa excelsa sinfonía de sonidos y obras, el Concertino de Miguel Bernal empezaba a marcar cada día y hasta la fecha el inicio de las transmisiones de la benemérita Radio UNAM.

Estudiantes como tú, que requieren prepararse para su examen de ingreso al bachillerato o a una licenciatura en la UNAM o en la UAM, pueden adentrarse en temas sobre el México contemporáneo, su cultura y su música conforme temas como el milagro mexicano, pues es altamente probable que en su examen de admisión se les pregunte por dicho asunto.